El mejor simil sobre el mundo tipster por Rubén King

Oigan, que está muy bien intentar métodos ganadores a largo plazo buceando por el proceloso mar de la estadística o estrategias rentables fruto del exhaustivo análisis y estudio de los números acumulados. Es incluso digno de alabanza exprimir el bigdata hasta dejarlo seco y sentirnos como Russell Crowe en su magnífica interpretación de John Nash cuando pretendía encontrar mensajes ocultos soterrados entre un maremagnum de fórmulas matemáticas. Así imagino a algunos tipsters: con los ojos fijos sobre sus portátiles, saltando de pestaña en pestaña y sobando los datos que aparecen hasta convertirlos en aquello que quieren demostrar.

Que conste que no tengo nada en contra, pero cada cierto tiempo aparece alguno que dice haber encontrado la piedra filosofal, o al menos estar muy cerca de ello, y al final… humo.

A lo largo de mi andadura he utilizado con frecuencia el simil del pick y la ensalada. Un pronóstico no deja de ser un batiburrillo de diversos ingredientes entre los que puede encontrarse o no las estadísticas, dependiendo del cocinero. Unos agregarán más y otros menos, pero nunca vi una ensalada solo de lechuga. En la mezcla, en la proporción de sus componentes, es donde aparece el talento del chef.

Los tipsters que basan en exceso sus picks en números lo hacen por dos motivos principalmente: el primero porque crea una falsa sensación de seguridad, es un suave y esponjoso colchón donde apoyar las posaderas tras el terrible camino que supone tomar una decisión (al final pronosticar es eso), y el segundo porque supone un alivio en caso de decepción, un pañuelo donde sonarse los mocos mientras intentas encontrar donde estuvo el error si todas las variables estaban estudiadas a fondo y todas las fórmulas, hipótesis y teorías eran correctas.

Quizás pasar menos tiempo delante del pc y más viendo fútbol (o el deporte que sea) y menos tiempo jugando con el excel y más leyendo sobre el deporte que amas, o menos tiempo quebrándose los cascos y más viviendo con intensidad lo que rodea a los eventos a pronosticar sea otra vía, en definitiva, menos matemáticas y más pasión y experiencia.

Este alegato espontáneo es un homenaje a los tipsters veteranos, esos cuya experiencia adquirida frente a innumerables horas delante del televisor, o en el propio campo visionando partido tras partido, les ha provisto de una suerte de don, un algo intangible que les hace percibir cosas diferentes y que acaban por ser un factor diferencial. Eso es algo que las matemáticas no te dan, aunque tampoco te convierten en el Oráculo de Delfos. La experiencia es un grado, tenedlo en cuenta cuando os quieran cobrar una ensalada de lechuga al mismo precio que una bandeja de percebes.

Rubén King@king_apuestas

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